24 ago 2009

El hombre que inventó Manhattan, de Ray Loriga

El vendedor de pianos abrió la verja de su tienda en la calle John a las siete treinta y cinco exactamente, tal y como había hecho todos los días laborables durante los últimos cuarenta años y no porque hubiera mucho o nada que hacer a esa hora, ni a ninguna otra hora ya que estamos, porque el negocio de compraventa de pianos es de por sí un negocio con poco movimiento, más aún en tiempos de recesión, sino porque Arnold Grumberg, como tantos otros hombres, había acabado encerrándose en una rutina intrascendente que le daba a su existencia, si no sentido, sí al menos algo de orden, un ritmo, una cadencia de gestos prefijados y luego cumplidos, un abecedario que llevase su vida suavemente de "a" a "b" y de "b" a "c" y así en adelante, sin tener que sometrese al vértigo de la incertidumbre.

5 comentarios:

nueva gomorra dijo...

Un crítico me dijo en una reseña sobre el 50 pasos para dar el salto... que se notaba que era seguidor de Ray Loriga (dejando caer que eso es muy malo), cuando no había leído nada de él y la peli La pistola de mi hermano, inspirada en un libro suyo, me había parecido un puto coñazo, un telefilme grunge a la española bastante chungo. Pero por lo menos la crítica me hizo que tuviera ganas de leer al tipo este... ¿Y qué? Pues que El hombre que inventó Manhattan me parece un muy buen libro de relatos, original en la estructura y certero en cada uno de los mismos. Recomendable.

Brrrr dijo...

¡Qué clase tiene usted, Mr Lotario!
Tendremos pues que leer a Ray Loriga, si es que encontramos tiempo...

Brrrrr -NG-

Comtessa d´Angeville dijo...

Y a mi que Loriga como que no, no me ha gustado nada después de Héroes, pero nada nada nada de lo que ha escrito, lo único que me gusta es él, así sin nada.

Y aunque ahora de leerlo no me diría nada, HÉROES fue para mí de esos libros iniciáticos que cuando una es joven influyen para bien o para mal.

nueva gomorra dijo...

Habrá que leer entonces Héroes. Un abrazo

Anónimo dijo...

la pistola de mi hermano no sólo estaba inspirada en la novela del mismo título, sino que fue dirigida por el propio RAy. El mozo escribe mejor de lo que dirige, de eso no me cabe duda, y la verdad es que siempre ha cargado con un tufillo de oscuridad repintada, de modernez y pijerío mal disimulados, al igual que su compañera "la Cristi", con todo ese rollo newyorkino y esa pose de muñeca aburrida de vuelta de todo ("Dile a papaaaaa..."). Aún así, dejando de lado prejuicios, tanto él como ella parece que van a su bola y tengo que confesar que no me caen demasiado mal. Si aparecen por la ciudad, prometemos respetarlos en la medida de lo posible.

Ben Goraled, teósofo industrial y ciberputo