Pinot-Gallizio, Simondo, Verrone, Bernstein, Debord, Jorn y Olmo |
A mediodía,
a veces con un sol tan inusual en París
que pudiera pensarse que fuera otra atracción turística más,
paseo por el Boulevard Saint Michelle.
Es bello verlo lleno de dólares y buses de turoperadores,
jóvenes rumanos con gorra parisina que en su acordeón
tocan la banda sonora de Amelie a los turistas
mientras éstos debaten si ir a la Disney
o a cenar al Molan Rouge.
Con la complicidad de un semáforo que para,
imagino borracho a Guy Debord tambaleándose
junto a su camarilla...
40 años como 40 motivos para pensar
que es bello ver cómo no queda nada
de lo que, por otra parte,
nunca existió.
Manuel Blanco
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