Empiezo el año haciendo algo que me gusta, en este caso, compartir lo mejor de lo poco que uno puede atesorar: mis libros. Presto un ensayo que en su época me marcó bastante, La era del vacío, de Gilles Lipovetsky, y un libro de poesía de la editorial Libros de la Herida (que ya nos gustaría que se prodigase un poco más); se trata de La criminal pasión de poseer, de Manuel Fernando Macías.
Quizá esa sea una buena receta para el nuevo año: hacer lo que nos gusta y hacerlo con los demás.
Quizá esa sea una buena receta para el nuevo año: hacer lo que nos gusta y hacerlo con los demás.
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