8 ene 2012

Otro mar y otro verano, de Jordi Virallonga


Debiera sacarle provecho
a este mar, a este sol y a esta cerveza
con los amigos hablando de la vida:
estos hombres y mujeres
con familias viejas y elegidas más o menos,
más o menos tristes o felices,
que vivien y mueren y son polvo
o van a otros lugares lejanos más o menos
seguros de encontrarse con ángeles hermosos, con sexo si hay suerte,
si no vienen otros a moverles las montañas;
y esperan dulcemente en las puertas de su casa
sin creer más que en el vino, el cigarro y el reposo
hartos ya de tanto cáncer, tanto achaque,
tanta gente apenada recordándoles
mientras arde su silla en la verbena.

Dicen los amigos que el tiempo todo cura,
que este mi silencio es cosa pasajera
y que hay que comprenderme tras un golpe tan duro,
y piden por favor que no se hunda la empresa,
que vaya a ver el fútbol pues puede que mi equipo
conquiste hoy la recopa, pero que no hay derecho
haber tan mal vendido el piso de la playa,
y que aún estoy muy joven para querer morirme
pues todas las mujeres me observan con esmero.

Aquí hablan dulcemente del mar y de los hijos,
los míos, sin embargo, esperan la dulzura
que vive en otro mar y otro verano.
Debiera sacar algo de este mar, de este sol,
de estos niños viejos,
e ir con ellos en busca de alegría,
pero no puedo, nada queda en este reino
más que un gesto de valor involuntario,
un rito animal que me defina.

4 comentarios:

Isabel Tejada Balsas dijo...

pero no puedo, nada queda en este reino
más que un gesto de valor involuntario,
un rito animal que me defina

Roque dijo...

Muy bueno Virallonga.

Ana dijo...

Queda el instinto puro de la supervivencia, que no es poco y puede darte mucho, la recuperación de las ilusiones y las ganas de vivir.

BESOS.

Anónimo dijo...

El instinto de supervivencia desde luego...