16 ene 2012

Gopegui, again


Pintó luego nuestra ciudad negra y dorada y roja, sus casas abundantísimas, hombres y mujeres expulsados a sus habitaciones de uno en uno, de dos en dos, a veces en pequeños grupos. Pintó nuestra ciudad salvaje, el arrabal interior de algunos barrios y, en los límites, casas que disminuyen hasta igualarse al desperdicio, al vertedero. Pintó la mezcla, sofás con intemperie, personas conversando y la inquietud de sus pieles bajo la ropa. Pintó una tarde de domingo con su densidad de vidas quietas y escogió las más quietas de todas, las más seguras.

Tocarnos la cara, de Belén Gopegui.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una voz imprescindible.

Roque

Isabel Tejada Balsas dijo...

y la inquietud de sus pieles bajo la ropa

Juan Cruz López dijo...

Tocarnos la cara... Qué decir. Sacudido es poco. De relectura.