7 dic 2009

Sismemo, el Institucionalizador Mayor

Carceri, Giovanni Battista Piranesi


Un gran edificio, la Institución, ¡ah!, el bueno de Kafka, la Justicia ciega, un gobierno regional, una pequeña escala para medir las cosas. Tranquiliza. Si el bueno de K siguiera aquí le encantaría este sitio, hacer un movimiento para repetirlo, hacer otro movimiento que te lleve a una puerta falsa, siempre con los oficios, los escritos, pasar por X para llegar a Y a través de Z, mediante I (sin olvidar a J), el tiempo es un lugar para quedarse detenido, la parálisis de los trabajadores institucionalizados, pedir a través de uno lo que ese uno no puede dar sin autorización de cuatro terceros que están (ya muertos) en una ciudad lejana, otra, inexistente. Ficcionalismos donde la ciudad remite a la ciudad que desemboca a las puertas de los pasillos de la ciudad. La gran institución, con I de informe. Apuesto a que a Borges también le gustaría este sitio, reflejo invertido de su gran biblioteca hexagonal. Lo siento, señorita (¡habráse visto!): imposible contactar con Marte, localizar a Marte. ¿Le parece si lo intentamos con el remoto Plutón? Eugène Ionesco se hubiera vuelto loco de contento y hubiera escrito la más sublime de sus piezas aquí: La desinstitución. Notas desinformantes. Diálogos de una ameba.

Contrapartida: la exégesis del sistema es un ejercicio de locura en toda regla.

El color gris aún no aflora entre mis pechos. Eso puede esperar, tiene que esperar. Antes de que lleguen las ojeras lanzo un grito que despierta a dos o a tres. Pero la maquinaria avanza, es un gran elefante viejo sin la dignidad de los cementerios. La maquinaría no perdona, el sistema es sistémico, monocromático, lineal, la orden ciega, ciega, nadie ve, Saramago y su ensayo también viven allí. Un mundo de casillas y cables, de teléfonos, un mundo de mudos sin lenguaje. Una puerta da a la puerta de la puerta. Esta es la máxima. Una puerta se cierra y otra se cierra. No hay ventanas. No dejen de creer en el SiSmema. Créanme, está bien así, no tocar lo intocable, respetar lo sagrado. Recuerden que todos son unos memos (SISmemos). Ustedes no lo entienden; lo desconocen, les falta inteligencia para colegirlo… el misterio de las Grandes Palabras solo se revela a los elegidos. Déjenlo pues así, mejor no tocar nada, no tocar nunca nada, no hacer nada, no caminar por los pasillos con la mirada puesta en la salida. Quien entra aquí no sale. Solo los iniciados llegarán a comprenderlo, métanselo en sus cabezas de chorlito cuanto antes, así por lo menos habremos avanzado algo. Así lo quiere Sismemo, el Institucionador Mayor.

Sea.

2 comentarios:

nueva gomorra dijo...

¡Ahhhhhcabáramos! ¡El país de los SISmemos!, claro, yo también estuve allí, no hace mucho, es un sitio vecino al "Proceso" del checo, sí, además según tengo entendido Alfred Jarry también vive por allí o lo frecuenta con cierta asiduidad.
Allí son todos unos sintrones, que conste que no soy racista, pero usted sabe, son tan sintímicos sotrópatas, es decir, unos sápalas lapátidas y apátidos, unos seres unos formes, igual pelo, igual mete, mente, caleza, corlo (corlito, sí, calezas de corlito). Un sitio interesante para pasar el pente de la Mamaculada.

Bram -NG-

nueva gomorra dijo...

No sabe entonces la institución total quien tiene dentro... Como Kafka o el escribiente de Bartleby y compañía, de EVM, dos topos, ahora tres, en toda regla. Creo que los rebecas negras no te hacen falta...

Juan -NG-