Fotograma de La edad de oro (Buñuel, 1930)
Está
la tierra seca.
Clavado
como estaca
justo
en el centro
del ardiente páramo
haces
el gesto de subir la mano
para
que no te deslumbre el sol
aunque
ya no hay sol
ni
luna
y a lo lejos
no
se ve nada,
solo
la línea del horizonte
que
te rebana la mirada
como
en la escena de Buñuel
giras
la cabeza,
ella
te mira
ya no fijamente
sino
con los ojos vueltos
hacia
sí misma
(ese
lugar que tanto te asusta)
Ni
siquiera puede llorar.
Tiene
tanta sed que desearías
arrancarte
el corazón para estrujarlo
arrancarte
el corazón para darle de comer
arrancarte
el corazón
aunque
la pudieras envenenar
ya
no sabes ni cómo caminar
con
su tristeza a cuestas
Juan Cruz López
4 comentarios:
me encanta la parte del corazon, se ve perfectamente como si fuera un esponja que calma sed. unabrazo.Ángel
Muchas gracias, Ángel.
Otro.
Y de pronto... yo tampoco he podido caminar.
Me ha encantado el poema. Un beso.
Marga.
Gracias, Marga.
Un beso.
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