La madurez de repenteLa madurez de repente
un día cualquiera.
Con el tiempo justo
para huir de los espejos.
Te atrapa la mirada fija,
el gesto breve,
la cabeza alta;
no queda más remedio que rendirse.
La madurez de repente
un día cualquiera,
y ya somos intrusos
en nuestros propios cuerpos.
2 comentarios:
siempre fuimos prisioneros
sin saberlo
confeccionando nuestro pretérito
hacia el paso encanecido
el cuerpo que cruje
el hueso que cruje
una máquina que falla
con un niñ@ dentro que tiembla
Qué gran poema, Isabel.
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