De Poetica Seminarii*
Avanzar, aguantar, posicionarse y coger sitio. Al fin y al cabo sacar el balón jugado significa no perderse en la tela de araña que teje el enemigo. Una imagen para cocinar recetas. Mi estrategia bebe de lo cobarde de la impostura y lo atrevido de lo infame. Mi juego, al fin y al cabo también el vuestro, es escapar de cualquier intento de ser fagocitado por el estrellato de lo evidente. Creemos en el valor esencial de la defensa en zona: su infinita capacidad para conciliar solidaridad y conciencia de lo propio. Admiramos la elocuencia del discurso de los gestos y callamos la estrategia para blindar nuestra esperanza. Una defensa cerrada y austera que más allá de los caprichos del dibujo mantiene un cierto gusto por la elegancia, sobre todo, a la hora de achicar espacios, como si la línea imaginaria del fuera de juego no existiera y estuviese en nuestra condición caminar como si nada por la cuerda floja y a la vez terrible de la incertidumbre. Un terror que se comparte como uno. La derrota a veces se nos muestra como un estado mental con el que jugar a ser valientes. Sí, caminamos siempre a remolque de una extraña fe en nuestra capacidad para aguantar lo inaguantable. Estamos cuerdos y a la vez un poco locos. Somos expeditivos. En definitiva, una defensa que apuesta por sí misma... y se olvida de la prensa.
Juan Cruz López (Poetica Seminarii, marzo-abril 2007)
* De Poetica Seminarii era la sección que abría cada número de nuestro fanzine apocalíptico.
Avanzar, aguantar, posicionarse y coger sitio. Al fin y al cabo sacar el balón jugado significa no perderse en la tela de araña que teje el enemigo. Una imagen para cocinar recetas. Mi estrategia bebe de lo cobarde de la impostura y lo atrevido de lo infame. Mi juego, al fin y al cabo también el vuestro, es escapar de cualquier intento de ser fagocitado por el estrellato de lo evidente. Creemos en el valor esencial de la defensa en zona: su infinita capacidad para conciliar solidaridad y conciencia de lo propio. Admiramos la elocuencia del discurso de los gestos y callamos la estrategia para blindar nuestra esperanza. Una defensa cerrada y austera que más allá de los caprichos del dibujo mantiene un cierto gusto por la elegancia, sobre todo, a la hora de achicar espacios, como si la línea imaginaria del fuera de juego no existiera y estuviese en nuestra condición caminar como si nada por la cuerda floja y a la vez terrible de la incertidumbre. Un terror que se comparte como uno. La derrota a veces se nos muestra como un estado mental con el que jugar a ser valientes. Sí, caminamos siempre a remolque de una extraña fe en nuestra capacidad para aguantar lo inaguantable. Estamos cuerdos y a la vez un poco locos. Somos expeditivos. En definitiva, una defensa que apuesta por sí misma... y se olvida de la prensa.
Juan Cruz López (Poetica Seminarii, marzo-abril 2007)
* De Poetica Seminarii era la sección que abría cada número de nuestro fanzine apocalíptico.
1 comentario:
Bien por sacar del baúl lo de la poetica, para los que no la conocimos, sigan haciéndolo, tenia un sello muy propio
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