6 ene 2009

La vida sobre un ring


Toda la vida enjaulados en la cárcel de cotidianidad inmisericorde de la que nos es imposible salir. De primera plural a primera singular. Ahora. Un proyecto para no escapar. Un proyecto para dejarse la vida. Al fin y al cabo una línea de fuga (dibujar una flecha): irse a México, Argentina, Escocia, Irlanda, la República Checa, Turquía, Grecia... Fugarse a donde sea, desaparecer. Y cuando hablo de desaparecer no hablo de dejarse la vida en los libros, porque eso no es vida, qué va, sino de otra cosa, no sé, imagina otra vez, vivir a tope, soñar, disfrutar, reír y llorar, cargarse la vida a manotazos y construirla de nuevo. Esa línea de fuga (dibujar una flecha): el intento de dejar de lado cualquier aspiración a una tregua; porque vivir en tregua es condenarse a una vida vampírica, asquerosa, asfixiante, traicionera. No podemos perdernos en el marasmo de no saber qué coño hacer con nuestra raquítica existencia. Leer más a Nietzsche. Leer más filosofía. Leer más. Todo proyecto vital se ha de levantar sobre un solar más parecido a un ring de boxeo que a una parcelita de tierra. Porque la vida es pelea y sobre todo pelea contra uno mismo. No hay compasión en la misma.

- Entrada del día 22 de abril de 2008 de un miserabilísimo diario de tapas fluorescentes nada gomorriano.

1 comentario:

nueva gomorra dijo...

Como un ring, la vida,
concienzuda partida de ajedrez
(ganan las negras).

La vida como un mar, sin duda marejada. El choque de una ola contra otra ola que a su vez...
el beso salado que te raspa.

Hay que acabar con los cojines del letargo, la hibernación y el cuento chino (en el significado figurado más castellano de la expresión, se entiende).

Como pensaría la buena de P leyendo al bueno del poeta de Espeluy:
Seamos,
una vez más,
carne de camino hecha.

¡Abajo con la tiranía de la jaula!

-Bram-