El pasado fin de semana estuve en el Poetas 2017, un festival donde la poesía solo era una excusa para acercar al público a un programa cultural mucho más amplio. En ese contexto, el evento contó con una feria de editoriales independientes, unas más grandes que otras pero todas con bastante encanto, de la que formó parte Piedra Papel Libros.
De allí me traje solo dos libros, uno que compré y otro que intercambié. El primero, La práctica de lo salvaje, de Gary Snyder (Varasek. Madrid: 2016), tenía ganas de leerlo desde hace mucho tiempo. El segundo, Poliedro, de Álvaro Guijaro (Antipersona. Madrid: 2017), es una joyita felizmente inclasificable de la que os copio esto:
Presenciamos también el despectar de los afectos. No era difícil encontrar orgasmos en los rascacielos de cristal, ni asistir a epifánicos abrazos de huesos sin vileza en las plazas públicas y en las jugueterías. Llegamos a sentir que éramos lo mismo, pero el sueño elevó la sed de la caída, y despertamos siendo diferentes.
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