11 jul 2016

Qué hacemos con la literatura (2 de 5)

El texto literario, por tanto, y frente a las nociones idealistas de la literatura, contiene un «mensaje», entendido este como el intento por parte del autor de imponer o compartir un concepto del mundo a sus lectores. Porque los textos literarios están insertos en -y plantean en sí mismos- una posición de clase. Pero paradójicamente la eficacia en la transmisión del mensaje está directamente relacionada con la idea de que la literatura no contiene ningún tipo mensaje. Basta con leer en las páginas culturales de la prensa generalista actual el modo en que los autores, de manera más o menos inconsciente, definen su trabajo negando la presencia de cualquier atisbo ideológico en su obra; respuestas del tipo «yo no impongo nada a nadie, yo no transmito ningún mensaje, yo no tengo ninguna visión del mundo, yo no soy un mesías, yo no vengo a salvar a nadie; yo solamente juego con las palabras y la gente se entretiene», son prototípicas del grueso de autores que en la actualidad escriben y que creen salvar su literatura presentándola como no ideológica. Sin embargo, acaso inconscientemente, sí se está perpetuando una visión del mundo muy concreta por medio de ese artefacto, aparentemente inocente, denominado literatura. La percepción que los autores tienen de su profesión participa en esta construcción idealista de la literatura que nos oculta su función social.

- Qué hacemos con la literatura, de David Becerra, Raquel Arias, Julio Rodríguez y Marta Sanz (Akal. Madrid: 2013).

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