6 feb 2013

Noelia




En su cuerpo hecho puzzle
aún bajo la palma de su mano muerta
guarda bramidos de caracoles mudos
buceados en la olla sacados con torpeza
de la linde cercana a casa.
Se le ve desde la puerta de la sala.
Quizá le hayan crecido un poco las uñas
y le resbala la salitre por las pestañas
abiertas mientras ella mira al techo.
Noelia abre la jaula de su pecho
y enseña sus pulmones,
su corazón de plastilina tiesa,
se le pueden sacar, si quieres, las tripas,
agolparlas en una cubeta y estirarlas por el pasillo.
El riñón es un fruto informe que la cirrosis asedia,
la laringe se bloquea, se mueve,
puedes meter los dedos en su boca y sacar su lengua,
pleita de esparto al sol.
Noelia murió una noche de octubre en el 85,
nadie solicitó su cuerpo,
lo encontraron y hubo que atarlo para que pareciera humano.

Los chicos de medicina se susurran cuando sale de la urna de formol,
quién sería
quién haría mover lo que ahora aprietan sus manos,
qué pensaría ese cerebro por partes,
qué hacer con tanta carne desarmada.

Ángel Rodríguez López

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy, muy "Morgue", de Gottfried Benn.

María

nueva gomorra dijo...

Has dado en el clavo.

Roque dijo...

Me gusta!