Tirado sobre la cama,
mecido por la voz de Sara Vaughan,
miro pasar las nubes.
Un libro de poemas. Tiempo libre.
No espero nada del día
y sin embargo
celebro esta amable reconciliación
con mi presente,
lejos ya
las pesadillas.
El jazz espanta los fantasmas.
Una nube rápida deja pasar la luz del sol.
Huele a café.
Chasqueo los dedos
con el espontáneo swing
de los que silban por los caminos
con su mundo a cuestas.
Es todo tan sencillo
de repente...
Siento como poco a poco
me va venciendo el sueño.
Pasaré al otro lado
con un poema de Celan
clavado en la retina.
Juan Cruz López
3 comentarios:
Para mí personalmente, lo más interesante es lo que resulta de la brecha que se genera entre la última y la penúltima "estrofa".
Hay una especie de abismo entre la sencillez y el swing, la reconciliación interior que caracteriza esta "amable" escena descrita en todo el poema, con el paso al "otro lado" con un poema de Celan clavado en la retina: la disonancia se genera sobre todo porque el que ha leído a Celan sabe que es cualquier cosa menos sencillo, ni en el tenor general de sus poemas ni mucho menos en el aspecto visual de los mismos...
Aquí es donde se genera una brecha que hace realmente interesante, para mí, el poema. Como si las nubes se fueran aproximando y presagiaran una tormenta que anularía esa aparente facilidad de la escena descrita.
Gracias por subirlo.
María
Gracias , María; siempre son interesantes tus comentarios. No había pensado en lo de Celan. Me gusta la apropiación del poema que realizas siempre. A veces los lectores de poesía nos obsesionamos con querer saber qué nos quiso decir el autor y eso impide que podamos saber qué nos dice el poema.
Es verdad, Juan, creo que Celan es una lectura muy alejada de la idea de placidez. Hay que leerlo, desde luego. Gracias por dejarte caer.
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