Cuelga, si quieres, que a mí me da igual, porque lo único que ahora me interesa en el mundo es mirar por al ventana y abstraerme del resto del universo. Durante todo el rato que hace que estoy mirando por la ventana, no he pensado en el trabajo, ni en la familia, ni en ninguno de los muchos problemas que de noche no me dejan dormir. No he pensado, por ejemplo, en la vida que llevo habitualmente, ni en cómo, en lugar de saborear las cosas tal como vienen, me paso el día rumiando cómo tendrían que ser. Hago cuanto puedo por corregir el curso de la realidad y preverlo todo para que, si evito que haya cualquier sobresalto, el día siguiente resulte más soportable. Pero preverlo todo me produce un desasosiego desmesurado, que hace que las cosas me pasen por delante como una exhalación, sin disfrutarlas. No disfruto del beso sino cuando ya ha pasado; entonces lo recuerdo con mucho gusto. No lo disfruto en el momento porque, más allá de la ternura, veo las sombras, las posibilidades terribles que se esconden detras de cada cosa agradable.
2 comentarios:
Hay demasiado derroche de buen gusto en este blog. El nombre, ya es una invitación infernal. Me quedo, si no molesto.
Claro que no. Un saludo.
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