Me devuelven El hombre en el castillo y La ciencia socialista, religión de intelectuales.
Del primero y de su autor, Philip K. Dick, ya hemos hablado en más de una ocasión aquí. Si acaso repetiremos que la locura esquizoide del norteamericano se disuelve en una suerte de narrativa mística, una ciencia ficción permeable al orientalismo.
De La ciencia socialista, religión de intelectuales, sin embargo, todavía no reseñaremos nada. Y no lo haremos todavía, porque, ¡maldita sea!, me roban los libros antes de que yo mismo pueda leerlos. Queda pendiente entonces. Le debemos un sitio en nuestro hogar a Majaiski, otro de los defenestrados cuya figura crece como una sombra en nuestros días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario