Para aclarar esta última afirmación es obligado referirse al tratado más riguroso de la memoria moderna y que, según pienso, no es otro que esas breves páginas de Walter Benjamin que dan origen a las Tesis sobre el concepto de historia. Este escrito de 1939 es producto de una situación extrema: triunfo del nazismo en Alemania y pacto germano-soviético que significaba el triunfo del nazismo en Europa occidental, una vez que su gran rival, el comunismo soviético, se avenía a repartirse Polonia y, con ello, Europa. Si toda Europa era un campo [de concentración], ¿había alguna salida?, ¿era posible la esperanza? Benjamin se decide, no a publicar, sino a poner por escrito unos pensamientos que venían rondándole desde hacía muchos años y de los que hasta él mismo se defendía. A lo largo de esa veintena de fragmentos, el filósofo se convierte en trapero que va recogiendo los desechos de la historia para construir con ellos el proyecto político más ambicioso que imaginarse pueda, pues lo que plantea es que "nada se pierda", la apocatástasis, la restitutio in integrum, es decir, el derecho a la felicidad de todos, también de aquellos que han muerto sin conocerla.
1 comentario:
Ya estamos aquí de nuevo. Estrenamos etiqueta: "Humanistas irredentos". Ahí lo llevas.
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