2 dic 2010

Llueve lento en esta tarde que anochece en niebla


Llueve lento en esta tarde que anochece en niebla,
las casas del barrio se acurrucan sobre sus paredes blancas
para que no llegue el frío.
Ahora, justo en este tic sin tac del reloj viejo del piso de enfrente,
paren las bombillas luces claras
y una familia desgajada en personas comienza a cenar despacio,
con el hambre necesaria que alimenta el tedio.
El tenedor baila en el plato y se llenan tranquilos bajo las jarras los vasos.
El sofá, aún gélido y huérfano, espera su turno.
El televisor encendido cagando noticias de genocidios lejanos
(no hay que preocuparse).
No hay palabras, en la mesa no hay palabras que cenar en esta noche.
Luego, en la cama, un beso de hierro cruza la frente.
La pena, la pena será mañana.

Ángel Rodríguez López

2 comentarios:

Roque dijo...

A veces el tedio es la peor pesadilla.

Anónimo dijo...

La rutina cruza la estática vida de cada cual a su manera. Lenta retranca para un soberbio poema.

Salud.