El topo soviético cojea, su pie, inflamado y roto, reposa del ajetreo de un fin de semana del que hemos salido vivos.
Para su convalecencia besos, y también libros, acaso pequeños, pero sin duda recogidos, redondos, certeros. Historias bien contadas desde el principio hasta el final. Novelas breves de autores que atinaron con el uso medido de las palabras y que no perdieron el tiempo. Libros breves, digo, pero también una obra mayor.
De esas historias breves de las que hablo, el topo ya se ha leído una que llegó a mis manos a través del Noruego. Me refiero a Novecento, esa obra maestra de Alessandro Baricco que ella ha tenido la suerte de leer con los subrayados del hombre venido del norte.
También ha terminado Ciudad de cristal, el libro que inaugura la trilogía primeriza de Paul Auster (La trilogía de Nueva York), y que sin duda es el mejor de la misma. Los primeros libros de Auster siempre tendrán un hueco en la city.
Y todavía le quedan dos, otra novela corta y una obra mayor. La primera, Estrella distante. Después Si esto es un hombre, de Primo Levi, un libro duro, pesado y tibio, profundo. Una obra que inaugura otra trilogía, la que el escritor italiano escribió sobre su experiencia en los campos de concentración nazis.
Creo que es una buena nómina de títulos con los que acompañar estos días escayolados y plomizos, que sin duda pasarán pronto.
3 comentarios:
Atacando ya a Primo Levi!!
Buen libro, sí es verdad.
Buen libro, si señor.
Publicar un comentario