8 may 2010

Viejas casas

A mí, lo que realmente me encantaría sería
volver una noche cualquiera,
cuando los gatos pueblan impasibles las plazas de la ciudad
y vagan a sus anchas por las bolsas de basura
cenando sus despojos cotidianos,
a las casas que he habitado y ver,
o intentar ver con mi ser hecho sombra, cómo han cambiado.
Darme cuenta del paso vacuo del tiempo (monstruo despiadado)
y sentarme donde descansé en su momento,
beber agua del grifo como si fuera la misma de hace años,
imaginando bajo el lavabo un circuito cíclico
que elevara un átomo de la saliva que en él me dejé olvidada,
buscaría las cucarachas que rondaban las baldosas de la cocina
y las llamaría por su nombre
o les preguntaría por sus acorazados progenitores.
Haría mil estupideces pero nunca,
nunca,
me acercaría a la cama
pues no soportaría oler otro cuerpo en la sábana.
Saber con la certeza de los sentidos
que otro hombre tan crápula y falso como yo
ha descansado junto a las mujeres
que cobijaron mis huesos, engañadas y felices.

Ángel Rodríguez López -NG-

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