8 ene 2010

New Thing, de Wu Ming 1

Aviso para malegantes, esto pinta a (re)seña larga. Digo (re)seña porque me he jugado a los dados si escribía una (re)seña o una textura, y si la colgaba en Nueva Gomorra o en Tr(a)nshistoria. ¡Qué montón de paréntesis!

Primero la historia del libro, o de mi libro, es decir, de mi ejemplar de New Thing. Una historia que comienza con la primera presentación de mi libro, aclaro de nuevo, del 50 pasos para dar el salto... Espero no liaros mucho... Sevilla, no sé cuántos de abril de 2009. Librería La fuga. STOP. Si sumas las bibliotecas de los ciudadanos de Nueva Gomorra te sale una librería, efectivamente, la librería del bueno de Luis: La fuga. La presentación con Bram y yo transformados en un par de personajes salidos de no sé dónde. En el medio un editor con cara de terror, el de Berenice, y diez o doce amigos, poetas amigos de La palabra itinerante y compas cenetistas de Sevilla, también algunos despistados. Acaba la presentación y alguien me regala un par de libros que yo quería comprar. Me sobran 15 euros (la cerveza la pone Luis) y miro el libro, edita Acuarela y es de Wu Ming, en este caso el 1, en la contraportada se habla de jazz y los panteras negras, de la guerra de Vietnam y el Partido Nazi Americano. Lo compro, como en el Monopoly. Pero el libro duerme el sueño de los justos durante nueve meses y lo termino hace unos días. Ahora escribo esto que parece una reseña, pero con la primera sílaba entre paréntesis.

La historia de los EE.UU. a finales de los años 60. La historia de los músicos de la new thing, con Trane a la cabeza (como el flautista de Hamelin, pero con saxo tenor). La historia de los músicos negros mezclada con la lucha de los negros en los barrios, algunos por integrarse en la sociedad estadounidense y otros por segregarse de ella. Los seguidores del reverento King y los pupilos del también asesinado Malcolm X. Y en medio una trama de asesinatos con El Hijo de Whiteman a la cabeza y una periodista loca que deambula por New York con su grabadora gigantesca a cuestas. Una historia que se lee, claro, pero que también se escucha y que se ve como ninguna. En nuestra retina los disturbios de Detroit, la marcha por los derechos civiles y los puños enguantados de los atletas negros en las olimpiadas de México (Tlatelolco, el sitio de la UNAM...).

Un libro que publica el sin nombre número 1, porque Wu Ming, el hijo de Luther Blisset, significa eso, sin nombre. Los que lo sepáis, perdonad la aclaración. Una factoría de ficción de la que se saben pocas cosas... Que sus miembros son italianos y que están metidos en el ajo, el de los tutti bianchi y el movimiento antiglobalización, el de la guerrilla semiótica de Umberto Eco y la guerrilla autónoma de los hijos de Toni Negri, una guerrilla sin balas mucho más peligrosa que las Brigate Rosse. Gente que cava trincheras desde la Grecia insurgente hasta la libreria de tu barrio, pasando por los pisos de estudiantes donde ellos mismos viven conspirando. El mapa de la resistencia en suma. The Fourth Mundial War.

3 comentarios:

Roque dijo...

Qué currada, Juan. A mí no me desagradan las reseñas largas. De hecho, un paisano suyo, Blumm (Desóxido), escribe siempre reseñas o críticas largas que muchos seguimos cotianamente.
Se lo pediré a un amigo que sé que tiene todo lo de esta gente. Felicidades a todos por el recital.

nueva gomorra dijo...

A por la revalorización de las (re)señas largas, eso es, Lot, y eso que yo acabo de colgar una textura (ahí, maldita sean las resacas de domingo que me dejan sin boca).
Este libro yo también me lo apunto, la cuarta guerra mundial, eso es.

Flashback: Luther Blisset Jaén 2003. Esto pasó.
¿Para cuándo una célula pirata de Wu Ming en Jaén? Ideas no nos faltan, ¿no, Lot, no, Roque, no wumings?
Primera bomba de la Cuarta Guerra Mundial.


Pamela Anderson, the spy antiflapper -NG-

Juan Cruz López dijo...

Gracias Roque. Yo creo que un poco Wu Ming si somos, o tú por lo menos sí. Creo que todos los nombres te pertenecen y eso te hace quedarte sin el nombre-identidad. El libro es muy bueno, o a mí al menos me lo parece.