Reina la alegría en casa a la espera de tu llegada.
Vendrás como las olas,
-luego te irás como es natural-
dejándome los residuos de tu amor
y el vínculo,
el apéndice con el que venceré a la muerte.
Aquí, sentada, en este autobús
Vendrás como las olas,
-luego te irás como es natural-
dejándome los residuos de tu amor
y el vínculo,
el apéndice con el que venceré a la muerte.
Aquí, sentada, en este autobús
con la lluvia cayendo sobre los cristales,
no puedo evitar ver una vuelta a casa soleada:
cuando toco mi vientre
y me percato de tu existencia;
cuando cierro los ojos
noto como te mueves dentro de mí
y recuerdo el latido de tu corazón
como una máquina perfecta deseando cabalgar por las colinas.
Entre tú y yo existe la comunicación
de una mueca de optimismo.
Mientras preparo algo para cenar,
sueño despierta con todo lo que vendrá,
cuando, ya separado de mí, volvamos a ser uno,
como lo somos ahora.
no puedo evitar ver una vuelta a casa soleada:
cuando toco mi vientre
y me percato de tu existencia;
cuando cierro los ojos
noto como te mueves dentro de mí
y recuerdo el latido de tu corazón
como una máquina perfecta deseando cabalgar por las colinas.
Entre tú y yo existe la comunicación
de una mueca de optimismo.
Mientras preparo algo para cenar,
sueño despierta con todo lo que vendrá,
cuando, ya separado de mí, volvamos a ser uno,
como lo somos ahora.
Ramona Ribés Brown
1 comentario:
Gracias Ramona, por el poema, y gracias Curro por pasarlo. Un abrazo
Publicar un comentario