Es probable que una mañana te levantes de la cama con ganas de tirarte por la ventana. Es probable. Quizá sea un pensamiento fugaz. Quizá arrastres la resaca de una noche de perros. Imagino, por ejemplo, que te ha dejado tu mujer, que estás más solo que la una o que, de un día para otro, te quedaste sin blanca apostando a los caballos (o a lo mejor al bingo). Hay una montaña de posibilidades detrás de ese pensamiento que pretende defenestrarte, literalmente, que te tires por la ventana y caigas, por ejemplo, sobre el capó de un Saab negro recién estrenado. Es normal que una mañana de las que hablo se te puedan pasar por la cabeza mil motivos para largarte. Ahora bien, hazme caso si te digo que harás bien si en esa hora, aproveches tus cinco primeros minutos de tranquilidad, si es que los tienes, para hacerte un buen café. Entonces ve al equipo de música o al ordenador y deja que te sople en el cogote John Coltrane. Las orejas al lobo se le agachan y si te concentras, incluso le verás correr con el rabo entre las piernas. No, es imposible que te tires por la ventana si le das cinco minutos a Coltrane. Te dirá, es difícil, amigo, tener un buen trabajo, una mujer, es difícil, pero tranquilo, descansa un poco y no le des tanto al tarro, escucha lo que te tengo que decir. Cinco minutos de tregua, pero mucho más que eso... La belleza de las cosas. Lo que queda por vivir. La elegancia de un tipo que hace lo que tiene que hacer. Ese es John Coltrane, más fino que nadie, capaz de envolver las notas en seda o en satén. Un hombre capaz de arrojarte a las garras de lo más parecido a la esperanza que hayas podido conocer.
2 comentarios:
Esto es justo lo que se necesita los domingos, larguísimos, el saxo de Coltrane, un buen café y un paquete de cigarrillos. Volver a rastrear los pasos de una misma. Renunciar al espejo.
Mimí -NG-
John Coltrane es de Nueva Sodoma! John Coltrane es de Nueva Sodoma!
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