12 ene 2009

LiteraDura breve: una reseña doble



Dos pequeños libros llenos de tesoros. Dos pequeños libros bien editados y apetecibles, muy apetecibles. ¿Cuántos relatos guardan en su interior los dos? ¿Treinta? ¿Cuarenta? ¿Cincuenta? Da igual. Los libros de los que hablo atesoran una colección exquisita de relatos clásicos y no tan clásicos que seducen uno a uno, pero sobre todo en conjunto.

Cuento en Sudamérica, relato en Europa, la narrativa breve siempre ha sido para la mayoría de eruditos (del pelotazo...) una forma de literatura menor (como si eso fuera posible...). Semejante idiotez no tiene base argumental si uno ha leído alguno de los libros de relatos de Cortázar, Chejov, Carver, Bolaño, Poe, Monterroso... De todas formas, los dos pequeños libros que hoy reseño (Cuentos breves para leer en el bus y Cuentos breves para seguir leyendo en el bus, ambos publicados por Belacqua) me parecen realmente valiosos por lo que tienen de puente a la lectura de piezas de literatura breve para posibles neófitos.

Encontraremos obras maestras de Mark Twain, Marcel Schwob, Guy de Maupassant, Ambrose Bierce, Franz Kafka, Leopardi, Katherine Mansfield o Stephen Crane. Semejante selección no puede defraudarnos. Finalizamos con una idea de Maximiliano Tomas, el prologuista y compilador del libro, «una idea que no es nueva, pero que quizá sea, en el mundo de hoy, urgente: pensar la lectura como un acto de resistencia». Aplausos.

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