2 sept 2015

La luz de la mesita de noche


Si no pasa nada extraordinario los días, simplemente, desaparecen. Si no hay una referencia que los fije, que los sitúe en la memoria, un hecho no habitual, un algo, estos se disuelven como si nunca hubiesen existido. Solo tenemos conciencia de haber vivido una pequeñísima parte de nuestras vidas, la mayoría de los días no han dejado rastro, por lo que, entendidos así, hemos vivido solo lo que recordamos. Al fin y al cabo, los días no tienen otro sentido que ofrecernos un marco referencial en el que encuadrar recuerdos que, consciente o inconscientemente, hemos de archivar diariamente antes de irnos a dormir. Pero si no ha ocurrido nada especial es lógico que ese día se esfume.

En cambio, otras veces, como esta noche, a Pi le resulta difícil organizarse para hacer un repaso mental del día que termina, por lo que decide dejar ese trabajo al subconsciente y al sueño. Habían ocurrido demasiadas cosas.

- Juan Pardo Vidal, La luz de la mesita de noche (Sloper, Palma de Mallorca: 2012).

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