Sé bien de dónde vengo
de eso no tengo la menor duda.
Vengo del plato humilde pero diario,
del olor a lejía y el callo en la mano,
nazco de la semana sin descanso de mi padre,
de ver a mi madre de rodillas,
su reflejo en suelos ajenos.
Soy del orgullo y el
desprecio.
Vengo de caminos que parten hacia generaciones sin coraje.
Vengo de la tierra que amamanta la semilla y brota,
bajo el sol, con la
certeza de saberse vana.
Ángel Rodríguez López
1 comentario:
Intenso poema, Ángel. Gracias por colgarlo.
Roque
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