Dulce el agua, 
Que empapada, 
Escurre la flor del tiempo.
Aún no marchita.
Amarga si es deshojada.
Mirando las horas pasar,
Entre las cosas perdidas
De toda una vida.
Ahora, que parece fugaz.
Esperando que abra un pedazo de luz,
La semilla de un nuevo día.
Que la esperanza 
No sea vana.
Y los sueños 
No se abandonen, 
Rodando por las esquinas,
A un condenado extravío a penar.
Antonio Palacios 

 
 
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