14 abr 2012

Literatura y supervivencia (14)


Sobrevive a las noches de intemperie, al hambre, a las hemorragias, a los húmeros puestos a la mala… porque el dolor le hace ser consciente de su peso y su materia, de su condición de hombre, de su cuerpo anclado en el verso.

Su cuerpo, que deja de ser suyo para convertirse en los miembros dispersos de todos los hombres, reunidos luego por un abrazo emocionado.

CÉSAR VALLEJO (1832- 1938)


Piedra negra sobre una piedra blanca

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París —y no me corro—
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

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