1 mar 2012

Canción para un duelo


Lloro lágrimas de hielo
por la luna que cae
sobre los desolados cuernos de la noche.
Lloro por la distancia de los cuerpos,
por el eco de las palabras olvidadas,
por las deshabitadas constelaciones.
Lloro por la canción que permanece
abandonada en un rincón
de la casa común que es la memoria humana.
Lloro por las risas, que sin dueño
nunca fueron la carne de mi carne.
Pero la vida empuja
el universo nunca se detiene
el camino es, al fin,
el único propósito conforme
a la naturaleza de quien busca
una ruta a la propia coherencia.
No lloro, porque la luna,
siempre acompaña al caminante,
sigue sus pasos sin preguntar nunca
si conducen o no a alguna parte.

Un poema de Prado Esteban Diezma

2 comentarios:

Roque dijo...

Me gusta el cambio de tono del final del poema y la melancolía del resto.

Un saludo.

Juan Cruz López dijo...

Un saludo, Roque; de acuerdo, tiene un tono melancólico que me gusta. Interesante el trabajo de Prado, ya no solo a nivel poético.