Olor a pan nuevo por las calles en la madrugada.
Tras la puerta del horno intuyo el calor,
la metamorfosis de la tierra en la masa que se esponja.
La fatiga del trabajo que me pesa en los párpados
tendría otro sentido si yo tuviera unos hijos
a quienes llevarlo. Si tuviera
donde llevarles la madera de olivo,
donde quemar el invierno en su sueño.
No tengo hijos ni tengo casa y este camino
no me lleva junto a nadie con quien pueda construirla.
Hacen pan en el pueblo. Cuando en mis obligaciones
aún el día no ha acabado, en el horno encendido
ya comienza el día siguiente.
Antonio Alfonso
- De Vaciarse de otras voces, Diputación de Jaén, Jaén: 2008.
3 comentarios:
Muy buen poema. Me gusta el tono de melancolía contenida y el cierre, que no modifica la intensidad anterior.
Dulce olor a pan en las noches de frío invierno.
Cuanta melancolía encerrada en tan bello poema.
Feliz Navidad.
Igualmente, Rosa.
Desde luego que es bueno, Roque.
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