22 nov 2011
Era joven y me decía: sigue siempre adelante
Era joven,
Y me decía:
Sigue siempre adelante.
Derrumba las puertas.
Deshazte de los lastres.
Líbrate de los males.
Sumérgete y desenreda los mitos.
Franquea umbrales.
Haz tu destino.
Aunque no llegues a nada.
O no haya nada a lo que llegar.
Sentía que no había tiempo para todo.
Aunque en verdad,
Supiera que apenas hay tiempo para nada.
Y yo la busqué,
Casi en todas partes.
En las horas muertas.
Por las interminables madrugadas.
La incertidumbre.
En los poetas homéricos.
La determinación de Aquiles y Héctor.
El viaje de Eneas.
Lo dionisíaco.
Y lo apolineo.
Me prendía.
O le prendía fuego,
Sin parar.
Cargado de rabia e ilusión.
Como si nunca fuera a terminar,
Aquella especie
De maldito dolor o placer.
Y aunque la llevara siempre adentro.
Parecía que nunca fuera a terminar.
A la vez, que no hubiera llegado nunca.
Porque no te suelta.
Ni te puedes desprender.
Se retuerce.
Y te retuerces.
Entonces, todo lo demás apenas
Parecía una distracción.
Aunque no sabría decir,
Si fue ella la que me encontró.
Quizás sólo fueran sensaciones.
Pero si encuentras a la poesía.
Dáselo todo.
Antonio Palacios
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Qué bonito, poema, Antonio, y qué sencillo. Me gustan las referencias mitológicas.
Me ha gustado mucho. Muy buen poema.
Cjm
A mí también me gusta esa pequeña mención clásica.
Publicar un comentario