El rubio me devuelve Vidas escritas, de Javier Marías. Hay que leer a Javier Marías. Yo lo he leído poco, la verdad, pero algunas de las biografías fabuladas de este libro son divertidisimas. Y me presta un libro que a su vez le había recomendado el Palace y que tiene muy buena pinta. Es casi etnográfico, dice, y al hojearlo encuento algunos subrayados que no podrían ser de otra persona. Me gusta leer los libros previamente trabajados por el hombre venido del norte. El último libro del que hablamos es Educación siberiana, de Nikolái Lilin. Y para finalizar, un título inexplicablemente agotado, que voy a poder leer porque Antonio, de la librería Metrópolis, me lo ha querido prestar. Otro gesto de amabilidad que le distingue y que desde aquí le quiero agradecer. Hablo de Confesiones de un artista de mierda, de Philip K. Dick. Libros contra la fiebre y el dolor de huesos. Libros analgésicos, narcóticos, con los que campear el temporal.
5 comentarios:
mejor Marías, mucho mejor
Marías es un escritor pedante, además de aburrido.
¿Aburrido?
Apunto. También he leído poco de Marías. Tengo la trilogía en el decimoséptimo anaquel. Toca leerla ya pero toca leer tanto que ojo a ojo, línea a línea...
Apunto, digo, repito, el del amigo Nikolái que Vidas escritas sí lo he leído.
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