Yocasta apretando sus senos.
Los libros con su nostalgia,
la luna con su veneno
cruel y ruin
que solo me permite
saborear todo
lo que de forma prudente
se puede ofrecer
en este holocausto de sienes
que tergiversan discursos.
Discurso.
Discurso ipso facto
de todo el placer
que me darán los senos
de alguien a quien cedí
mi último baile.
Borrachos hasta la eternidad.
En la habitacíón marrón
donde entre luces de neón
se sirven copas hasta las tres de la madrugada.
Jugando a "otro sábado más",
hasta apretar, ajustar
lo más posible
la mañana que nos espera;
el día de trabajo donde nuestras pupilas
cambiarán de color.
Donde nuestros ojos se cerrarán
un poco más.
No hay cosa más triste en una bacanal
que ser el que sirve
las uvas y el vino.
Curro Jiménez Melero -NG-
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