Prestar libros es fácil. Solo tienes que tener libros y ganas de hacerlo. Las ganas de prestar libros son proporcionales al miedo a que no te los devuelvan. Cuanto más miedo, menos probabilidades hay de que se produzca el préstamo.
A mí me da igual que Basak no me devuelva el libro. Ya le dejé el tomo de lengua de una enciclopedia para niños y por ahí anda, perdido entre el bagaje de objetos que amontona esta nómada otomana. Algún día se lo pediré.
El libro que le he prestado es Camino de Los Ángeles, de John Fante. Una obra menor de este escritor estadounidense (de origen italiano) que tuvo dos vidas. La primera la pasó durmiendo la mona en un cajón. La segunda la tuvo a partir de que la mujer de Fante lo encontrara allí y decidiera publicarlo.
Seguro que habéis leído a John Fante. A mí siempre me gustó más que Bukowski. Este último hizo mucho por el primero, a pesar de que Fante llevara mucho tiempo muerto. Gracias a los elogios de Bukowski, pasó de ser un escritor casi desconocido a ser uno de culto.
Yo los puse a jugar al ajedrez en un relato. Fante y Bukowski echando una partida en un bar de Vallecas. Para saber quien ganó echadle un ojo a Cuento y aparte.
1 comentario:
no te preoccupes amigo mio, me quedan 20 paginas para terminar y te lo devolveré. Aunque tiene demasidas palabras que no conozco, me gusta y además me ha salvado de un aburrimiento brutal mientras estaba en hospital.
y la enciclopedia... lleva tanto tiempo viajando conmigo que tendremos que hacer una seramonia de devuelto "como dios manda" cuando vuelvas a casa-- jeje
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