28 jul 2010

Los libros que dejamos


¿Cuántos libros prestáis? ¿Cuántos libros todavía no os han devuelto? ¿Cuántos y a quién se los prestáis? ¿Os duele?

Los neogomorritas perdemos libros, los dejamos esturreados por ahí y luego, cuando los echamos en falta, no sabemos a quién se los dejamos o si los perdimos en alguna farra.


Esta etiqueta viene a poner orden en el cuartel. Inventamos etiquetas para ordenar y cuadricular nuestras vidas. Etiquetas para sistematizar o levantar paredes maestras. Mierda de etiquetas.

Ayer le dejé 2666 a un grandísimo lector. Un tipo de los que aprietan en las asambleas para que cada vez haya más actividad cultural. Un lector que también mantiene un blog desde hace algo más de un año: cultura y anarquismo.


Los otros cuatro libros que dejé ayer constituyen una pequeña colección de mis lecturas pretéritas más recordadas. Son el primer libro de Miriam Reyes, Bella durmiente, un poemario de una fuerza increíble que, bajo nuestro punto de vista, ha sido el mejor de la autora. Leviatan, de Paul Auster, del que hablamos hace poco. Cosas que hacen BUM, de Kiko Amat, un libro que perdí en un autobús cuando me quedaban treinta páginas para acabarlo (completamente lleno de anotaciones) y que tuve que volver a comprar. Y 68, de Paco Ignacio Taibo II, un precioso libro basado en la experiencia revolucionaria mexicana, al que guardo un cariño especial porque me lo regaló un compa desde la cárcel, donde pasó cuatro años por un montaje policial.


Los años detrás del mostrador (el de los bares donde curré y el de la biblioteca municipal) me marcaron demasiado. Y así paso mis días... Leer y beber, todo es empezar.

2 comentarios:

julia dijo...

que te voy a decir que no sepas ya... bravísimo ceruminoticonimonutimon...

creo que el bella durmiente anda en una caja en el apartamento de mis abuelos, allí, donde las cosas de la mudanza... que lástima juanete... díselo a mi padre y os pasais un día por la casa a ver los libros que hay allí que hay la hostia...

besacos...

Juan Cruz López dijo...

pues sí, a ver si subo con el rubio un día y vemos qué te podemos robar... con cariño, eso sí. esa!