14 may 2010

Piedad, de Miguel Mena


Me ha gustado, sí señor. Y da la casualidad de que el libro fue cabeza de cartel de uno de los programas de Pagina 2. Curiosamente, uno de los pocos que no he visto. Un libro que me ha recordado ligeramente a 50 pasos para dar el salto... A pesar de que el mío tenga relatos mucho más largos y justo la mitad de los que tiene Piedad. También los dos libros tienen relatos con el terrorismo como telón de fondo y otros donde los personajes son escritores tan reales como mis manos. Ejemplo.

RENGLONES TORCIDOS

Tras una vida complicada, de inmigración y malos empleos compaginados con un ingente esfuerzo literario, el escritor chileno Roberto Bolaño alcanzó un gran éxito con sus novelas y poco después murió. Por el contrario, el norteamericano John Kennedy Toole se suicidó por la frustración de ver su manuscrito varias veces rechazado y no llegó a conocer el gran éxito internacional de su obra. A los cien años de edad, gran parte de ellos rodeado de intelectuales y artistas, el aragones Pepín Bello apenas había emborronado unos folios y gozaba de magnífica salud.

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Y ahora vamos a darle otra vuelta de tuerca a una de las paradojas a las que es tan aficcionado el autor. Os dejo su microrrelato y ahora os sigo contando.

SCALA 78

Al acabar la manifestación por los derechos de los trabajadores, varios cócteles molotov volaron contra la gran sala de fiestas, convertida en símbolo del capital. Después, entre los escombros calcinados, los bomberos encontraron un camarero, un electricista y dos operarios de limpieza.

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Da la causalidad de que conozco personalmente a Xavier Cañadas Gascón. Hace no demasiado tiempo estuvo en Jaén presentando su primer libro. Pasó ocho años en la cárcel condenado por haber sido uno de los causantes del incendio del Scala. Esa manifestación fue convocada por la CNT y dos de los trabajadores que murieron eran afiliados de la anarcosindical. El fuego de los cócteles molotov se extinguió poco después de que explotaran en la fachada. Todo el mundo vio que allí no había pasado nada. Al fin y al cabo, los chavales que los lanzaron, pues eran unos críos, no los sabían hacer bien. No penséis en Grecia. Luego, y como por arte de magia, el Scala salió ardiendo. Y curiosamente, el fuego empezó por el lado contrario al sitio donde habían explotado los cócteles molotov. Al día siguiente, en todos los periódicos y en el telediario, el siguiente titular: 4 trabajadores muertos en un incendio provocado durante una manifestación de la CNT. Y Martín Villa tan contento... Os recomiendo el libro de ahí abajo y esta pequeña reseña si queréis saber de qué va esto del Scala.

2 comentarios:

Roque dijo...

Toma, he leído la entrada recién salida del horno. Algo me sonaba el tema. El Estado estaba podrido durante la Transición.

Y yo sí que he visto ese programa de Página 2. Los relatos que se leyeron me gustaron también mucho.

Felicidades al autor.

nueva gomorra dijo...

Especialmente durante la Transición.

En la página web del autor se puede ver la entrevista que le hicieron en Página 2.

Un saludo.