18 mar 2010

La hemorragia


Ven. Acércate.
Observa con calma el páramo que has creado.

Ya planean sobre él los buitres,
con su batir firme y alto.
Van dibujando amenazantes espirales
sobre una tierra calcinada.
En ella descansan tus intestinos,
violentamente desparramados…
Escucha como crepitan
abandonados en un vacío creciente.
Proyectan tu aspecto macilento,
el reflejo de la mutilación finalmente consumada.

No. Esta vez no será impedido…
Es demasiado tarde para cortar la hemorragia.

Alfonso Javier Molino

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