Padre mío,
no sé si estás en los cielos,
pero sé que estarás en el viento
y en la tierra
y en la hierba
que crecerá del suelo
que ahora pisamos.
Te mezclarás
con el agua que llueva,
que lloverá sobre tus cenizas
pero no sobre el recuerdo.
No
sobre la verdad
que construíste en mí,
a pesar de aquel demonio okupa
que anidó en tu mente
y se quedó un instante
y te volvió un enfermo,
pero no un loco,
no un infame.
Perdóname a mí
si te debo un te quiero,
que yo no tengo nada que perdonarte.
Que el dolor que me causaste
fue tu dolor
y se fue de viaje con tu viaje,
con la última lágrima que surcó tu sien,
con el último verso
que ahora te dedica mi corazón cobarde,
huérfano,
adolescente.
Que el sol te cure,
que la luna te cante
aquella canción del "café de levante"
y "entre penas y alegrías".
Serás eterno.
Padre mío,
que descanses.
AMÉN.
Lo peor (Poetica Seminarii, noviembre de 2001)
3 comentarios:
Este poema pertenece a Carolina Delgado Romero, por si a alguien le pica la curiosidad. Es un poema dedicado a su padre que murio unos dias antes.
Curro Jiménez Melero -NG-
Carolina solo tiene dos o tres colaboraciones en la Poetica Seminarii, pero desde un principio la recibía con ganas y la leía con interés, casi siempre de un tirón, en la biblioteca o en la cafetería.
Curret, qué me dices de aquellas excursiones por el camino de los bulanicos al PRYCA, nuestra fiebre consumista y de otro tipo, nuestra fiebre en suma. Yo me compré un gorro de tanquista soviético (o yo lo imaginé así). Seguro que le regalaste algo a Carolina. Coca-cola y bocadillos para el atardecer.
Pues enhorabuena, Carolina, por traducir un momento tan amargo en un poema tan bueno como el tuyo.
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