No estuvo nada mal empezar el año con un recital de poesía. 2 de enero de 2010, sala Iroquai. A ver que me sitúe, llegamos y empezamos a beber, calentando motores, al principio poca gente, ya parecía otro de los recitales fantasmas a los que estamos tan acostumbrados. Entonces miré otra vez, el local a reventar, ¿qué demonios es esto?, Nazareth en la barra se merecía un poema, Basaquita de manager gestionando el asunto (cómo nos hubiera gustado oírla recitar), la dignidad valiente de la madre de Ángel, voces, se oyen voces:
Ángel Rodríguez, Yolanda Ortiz, Juan Cruz, Paz Gómez, Víctor Mesa y Sergio Ramiro.
Siempre he pensado que los recitales son como la calma chicha antes del gran tifón de Joseph Conrad, aún peor, del llano de Rulfo. Voces, voces, voces por todas partes, puentes de una ciudad futura, Luc Besson (El último combate), voces, estaban Baudelaire, Benedetti (me da que estos dos no se hubieran llevado demasiado bien ¿o qué?), estaban Los Smiths y un par de cantautores latinoamericanos, el gato de Poe, una tela de araña y ¡zás!, las trampas te despeinan la cabeza. Esto es un recital, la Pizarnik. La agitación del público, los ojos de Edgar Allan Poe buscando camorra, la mujer de azul y su columna de aire, el espíritu de Ben, el secreto de las voces, lo que cuentan las voces. Luego Juan explicando que bueno, que en realidad grupo poético como tal, que eso no se nos había ocurrido a nosotros, que había sido cosa del cartel, pero que en fin, que en ese momento, allí, pues ¿por qué no? Supongo que debió pensar que a Bolaño le hubiera encantado esa estrategia de confusión, estar allí solo por ver a Lot arañando la nada de los Detectives y es que ¿a qué loco se le ocurre a estas alturas ponerse a leer a Bolaño en un recital de poesía?
Agradecidos quedamos a Basak Aitak, por todo, al Iroquai (Kike, Nazareth..., gracias), a las voces, ¡gracias voces! y a todos los que nos acompañaron esa noche, a su presencia, sobre todo a Poe, a su gato y a la madre de Ángel.
Ángel Rodríguez, Yolanda Ortiz, Juan Cruz, Paz Gómez, Víctor Mesa y Sergio Ramiro.
Siempre he pensado que los recitales son como la calma chicha antes del gran tifón de Joseph Conrad, aún peor, del llano de Rulfo. Voces, voces, voces por todas partes, puentes de una ciudad futura, Luc Besson (El último combate), voces, estaban Baudelaire, Benedetti (me da que estos dos no se hubieran llevado demasiado bien ¿o qué?), estaban Los Smiths y un par de cantautores latinoamericanos, el gato de Poe, una tela de araña y ¡zás!, las trampas te despeinan la cabeza. Esto es un recital, la Pizarnik. La agitación del público, los ojos de Edgar Allan Poe buscando camorra, la mujer de azul y su columna de aire, el espíritu de Ben, el secreto de las voces, lo que cuentan las voces. Luego Juan explicando que bueno, que en realidad grupo poético como tal, que eso no se nos había ocurrido a nosotros, que había sido cosa del cartel, pero que en fin, que en ese momento, allí, pues ¿por qué no? Supongo que debió pensar que a Bolaño le hubiera encantado esa estrategia de confusión, estar allí solo por ver a Lot arañando la nada de los Detectives y es que ¿a qué loco se le ocurre a estas alturas ponerse a leer a Bolaño en un recital de poesía?
Agradecidos quedamos a Basak Aitak, por todo, al Iroquai (Kike, Nazareth..., gracias), a las voces, ¡gracias voces! y a todos los que nos acompañaron esa noche, a su presencia, sobre todo a Poe, a su gato y a la madre de Ángel.
4 comentarios:
La foto no tiene demasiada calidad y a Bram Stoker no se le ve la cara... Ay! Encima de que haces la crónica te sumergimos en el anonimato (no sé por qué, pero me da que te gusta más así).
Nos vemos en el siguiente y muchas gracias a todos los que os dejasteis caer por allí, que fuisteis muchos.
Efectivamente, querido Watson, mejor sin eso, mejor así, sin cara, solo una bola de pelo oscuro y un bracito.
Bram Stoker sonríe, cada vez le gustan más los recitales.
Por cierto, para quienes no lo sepan los recitales neogomorritas son amplísimos y abiertos, así que si alquien tiene algo que decir que diga, contaremos con él/ella para la próxima.
Bramina -NG-
Enhorabuena, amigos.
Un saludo.
Ha sido un placer escucharos otra vez... abrazos.
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