No se quién ha puesto el grafito del compás
en el ombligo de los buitres que sobrevuelan mis hombros
pero el caso es que si levanto la cabeza los veo girar
con sus alas anchas rodeando el cielo,
pacientes, insanos, carroñeros supinos,
en el ombligo de los buitres que sobrevuelan mis hombros
pero el caso es que si levanto la cabeza los veo girar
con sus alas anchas rodeando el cielo,
pacientes, insanos, carroñeros supinos,
fagocitadores natos de vidas imperfectas.
No se quién ha sido el inventor de esta macabra tortura
de aves negras sobre mi cabeza que hacen queNo se quién ha sido el inventor de esta macabra tortura
viva con dolor de cuello y quemazón de ojos.
Si bajo la frente se acercan,
si descanso, se acercan,
si me tumbo boca arriba y cierro los ojos, abren voraces la boca.
Ángel Rodríguez López
6 comentarios:
La fotografía es de Markell.
Molestas aves. Tendrás que hacer algo al respecto. Un abrazo.
Seguro que Ángel se come los buitres, como Conan en el árbol del suplicio... Esa escena es genial!
Juan -NG-
Un duelo atípico: "Buitres" de Ángel Rodríguez y "La carroña" de Charles Baudelaire, aunque mejor pensado, más que un duelo una conversación amistosa entre el bueno de Charles y el maestro Zen (trasunto de Rambo) de la Revolución del Sosiego, un movimiento que, si nuestras sospechas se confirman, acabará cambiando el mundo.
Un beso, Ángel
Marta Sánchez -NG-
Y el pico.
Es bueno el poema, la verdad.
Pero decir esto es decir que está escrito. No digo nada y así no pierde cualidades. Mejor así.
Saludos, gomorrianos.
porque eres el prometheus de tu tiempo, angel rodriguez... y hasta nuestro zeus no se caiga de su trono, no te vas a poder descansar.
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