Una muestra del pintor en Lieja sobre el mundo ferroviario coincide con la apertura de una estación de Calatrava...
1 comentario:
Anónimo
dijo...
Estuve en esa estación el diciembre pasado, eran las siete de la tarde, noche oscura de crudo invierno belga, llovían chuzos de punta. Me fue completamente imposible refugiarme de las inclemencias del tiempo en la moderna estación, dos horas de espera y ni tan siquiera un recoveco donde salvaguardarse de la lluvia (sí, en la estación había un minúsculo bar y un quiosco de prensa atestado de viajeros ateridos de frío como yo). Esto se llama darle la espalda al mundo.
Historias de una viajera maltratada por Calatrava en Lieja. Sin resentimientos.
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Estuve en esa estación el diciembre pasado, eran las siete de la tarde, noche oscura de crudo invierno belga, llovían chuzos de punta. Me fue completamente imposible refugiarme de las inclemencias del tiempo en la moderna estación, dos horas de espera y ni tan siquiera un recoveco donde salvaguardarse de la lluvia (sí, en la estación había un minúsculo bar y un quiosco de prensa atestado de viajeros ateridos de frío como yo).
Esto se llama darle la espalda al mundo.
Historias de una viajera maltratada por Calatrava en Lieja.
Sin resentimientos.
Hermoso el cuadro de Paul Devaux.
L. Durán -NG-
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