- TURBOTRADICCIÓN: Variaciones sobre un tema de Renée Vivien -

Lucidez, (Renée Vivien en Études et préludes)

El arte delicado del vicio ocupa tu recreo,
Y sabes despertar el calor de los deseos,
De los que tu cuerpo pérfido y ligero escapa.
El olor de tu cama pacta con el perfume de tus ropas.
Tu encanto rubio como insípida miel.
Solo te cautivan lo falso y lo superficial,
La música del verbo y los susurros desvaídos.
Tu beso se desvía y resbala sobre los labios.
Inviernos de pálidas estrellas son tus ojos.
Tras tus pasos los cortejos fúnebres en desfiles umbrosos.
Tu gesto es un reflejo, tu palabra una sombra.
Tu cuerpo emblandecido bajo besos sin nombre,
Y tu alma marchita y tu cuerpo frecuentado.
Tu astuto roce, lascivo y derrengado
Ignora del abrazo la belleza leal.
Mientes como se ama, y, bajo tu dulzura artificial,
Se escucha del reptil vigilante el reptar.
Al fondo de la sombra, ella sin arrecife mar,
Incluso las tumbas son más puras que tu lecho…
¡Oh, Mujer! ¡Lo sé, mas sed de tu boca tengo!

Variante del último verso, según la entrada de una gomorrista que (osada tú) se ha tomado una licencia de orden poético, un pequeño guiño literario que podría quedar tal que así:

¡Oh, Hombre de las cavernas! ¡Lo sé, mas sed de tu boca tengo!

La anterior es una traducción algo libre del poema "Lucidité" de Renée Vivien.
A continuación, las variaciones:

-Variación I-

El vicio habita tus espacios,
sabes como avivar la lumbre del deseo
al que tu cuerpo escapa, pérfido, ligero.
Tu cama y tu vestido son una misma cosa.
Tu atractivo es la miel del artificio.
Amas lo falso, lo trivial,
la música verbal y el susurro profano.
Tu beso esquivo resbalando sobre el mío.
Tus ojos invernales son pálidos cometas.
La muerte tras tus huellas.
Tu gesto es reflejo, tu palabra, sombra,
tu cuerpo amancebado por los besos ajenos,
tu alma ajada y tu cuerpo gastado.
Lánguido y lascivo, tu artero acercamiento
ignora la belleza de la fidelidad.
Como quien ama, mientes, pretendida dulzura
de reptil al acecho, reptas.
Del otro lado de la sombra, el mar.
Tu lecho es más impuro que la muerte.
Mujer, sed de ti tengo.



-Variación II-

Et tu sais réveiller la chaleur des désirs

Auxquels ton corps perfide et souple se dérobe.

«Lucidité», Études et préludes, Renée Vivien.

Imperdonables
los deseos
que me infliges
al escapar,
alevosía,
mis caderas.

Tu olor es la condena
de mis piernas.

Pagano irreverente.
Un día
convalecieron
en mi pecho
las blasfemias
de tu lengua.

Tú eres la forma,
el continente vivo,
la carne de mis huesos.

Taimado te avecinas,
tifón,
sobre mis aguas.

Animal descarnado
habitas
un océano de carne.

Impúdico banquete
el de tus huesos.

No hay agua suficiente
para calmar la sed de mi deseo.

-NG-