27 ene 2009

-99 pasos más: Correo interno (en verso) -



Una mujer y nueve horas.
Teclear de jornadas.
Viento también aquí.

Desiertos.

El gesto del bolso a la mano a la boca fuera de la boca.
Dirección:
segunda planta,
sala de fumadores,
la de la falda corta.

Me gustaría que vieras
a esos señores gordos
con bigote
y traje de chaqueta.

Sonrío.

El armisticio lo firmaron otros
años atrás
cuando ninguno de nosotros.
La ciudad fue París.

La paz es un estado
de guardias aduaneros
y alambradas
eléctricas.

Mejor quedarse aquí,
del otro lado de la valla,
donde la lucha aún aviva las heridas
y nos crecen palabras
sublevadas.

Sonrío,
me fuerzo a sonreír.
Nueve horas laborales
podrían matar
a un muerto.

Pienso en una ciudad,
nueva.
Pienso que no estoy sola,
sí lo estoy.
Pienso que hay otros
animales,
como yo
malheridos.

Ahora aúllas.
Tal vez sepas
que «hoy ya no hay tregua para nadie».

Garçon!,
un whisky doble,
por favor.

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