Humanos de raza gris es el segundo libro que leo de Damián Cordones, autor de ciencia ficción capaz de construir historias intrigantes, de atmósferas pegadizas y finales bien resueltos.
Os dejo con un fragmento que recrea una de las ciudades donde se desarrolla la historia de Humanos de raza gris, de paso reactivamos la etiqueta Ciudades en llamas.
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Una red de callejuelas intrincadas nos fue acercando hasta el centro. Las calles se fueron poblando de individuos. Estofa de todo tipo. La infección era más que evidente en la mayoría de ellos. El mentón, las cuencas de los ojos y sobre todo las manos. El pus brilla aún más de noche. La mayoría malvivían tirados por las aceras del centro, esperando algún trabajo esporádico en las minas o traficando con anestésicos basura; de noche desplazaban su vida marginal para seguir malviviendo en los tugurios de la periferia. La Administración se deshacía de ellos paulatinamente, en lo que al parecer cabía dentro del denominado PSN (Plan de Saneamiento Nacional). Contaban sin embargo con un problema básico: cada vez resultaba más complicado distinguir donde estaba lo sucio, dónde estaban los márgenes. La ciudad, las ciudades, eran un margen. La existencia era en sí un gran margen.
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