2 feb 2014

Lumbre libertad


1

Muchos días empiezan cuando aún no han empezado, y hay crepúsculos que acaecen con muchas jornadas de retraso. No es posible encontrar a alguien sin correr el riesgo de no reconocerlo.

Leo a Borges, y pienso: después vino Videla. Leo a Cortázar: luego fue Massera. Tras Roberto Juarroz, Alfredo Astiz. Después de Porchia y de Sabato, la Escuela Mecánica de la Armada.


Eufonía y masacre, lírica y tortura. Las letras de este siglo no pueden olvidar ni por un segundo su contigüidad con el horror. No para atormentarse en jardines insomnes, no para desangrarse en raíces inacabables: sólo para calibrar adecuadamente la solidez del terreno que se pisa. Y para no llamarnos a engaño cuando el fétido hedor nos golpea la nuca nuevamente.

3

Durante muchos años, para mucha gente, Gelman no sólo era la voz enramada en la poesía más libre y limpia: era también un referente moral. En un segundo momento, muchos lectores nos dimos cuenta de que su calidad moral tenía que ver no sólo con su ejemplar combate político y con su ejemplar trabajo de duelo por los compañeros y compañeras asesinados, sino con la manera de enfrentarse al lenguaje: interrogando las falsas certidumbres, removiendo los grumos solidificados, despertando los ecos insospechados, cuestionando las ideologías implícitas.

Se ve que el movimiento es circular, o más bien espiral (una espiral abierta al infinito): no puede haber liberación social sin liberación interior, y a la vez la primera es presupuesto de la segunda.

- Dos apuntes de Jorge Riechmann sobre Juan Gelman. Fuentehttp://tratarde.org/en-la-muerte-de-juan-gelman-dos-textos-de-jorge-riechmann/ Por sugerencia de Mara Leonor Gavito.

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