8 ago 2009

Juliette Croûte y Neal Cassady


Rubiales, si has pasado por San Miguel de Allende has pisado tierra consagrada. Hacia 1968 ó 1969, un cuarentón llamado Neal Cassady también se dejó caer por allí... Acababa de escapar de la Unión Americana, ligero de equipaje, los sabuesos casi le lamían los pies. No había matado a nadie. Tan sólo debía multas de tráfico por un valor aproximado al porcentaje que Telefónica roba cada día en las cabinas de la calle. Tampoco es tanto, pensarás. Quizá sí, sobre todo si se trata del señor Cassady, un Dillinger de la era postindustrial, un atracador de corazones, un follador a siete velocidades con turbopropulsor, una especie de aspersor de palabras sin medida. Pues bien, no recuerdo muy bien a dónde se dirigía, había tomado un tren que lo dejó en San Miguel de Allende y su equipaje pasó de largo. De tan ligero que era. Así que no tuvo más remedio que ir a buscarlo a la siguiente estación. Y decidió hacerlo a pie. Un bonito y largo paseo. El último. Por el camino se cruzó con una boda. Lo invitaron a un millón de copas. Ni siquiera echó una siesta, agarró la vía férrea y miró hacia delante. Tampoco es tanto, pensó. A la mañana siguiente lo encontraron acurrucado, frío y tieso como el jamón-fósil que exponen en El Gorrión, tumbado junto a la vía del tren. Salve Dean Moriarty, uno de los últimos héroes de la noche occidental. Como diría H. S. Thompson: uno de los prototipos de Dios. Besos. C. B. De LaRogne.

3 comentarios:

nueva gomorra dijo...

No he podido resistirlo, Currata, he cazado esta maravilla en el blog de Julia (no voy a decir cuál es para no romper su inmarcesible mutismo), y me la traigo a la ciudad, así de paso te recuerdo que sigues funcionando, aun sin saberlo, que no todo van a ser salinas y nocturnidad. Espero entiendas este arrebato, esta cata de pescador virtual, como una muestra de la admiración compartida por el bueno de Cassady, el gran segundón de los beat, todo un personajazo. A Julia no le pido perdor por nada. Con el pedazo de viaje que se está marcando ya lo que faltaba es que le pidiéramos perdón por extraer pepitas de oro de su blog subterráneo. ¡Qué chido!

Comtessa d´Angeville dijo...

SALVE!!!

Cassady no era el segundo de los beat, era el primero!!!!!

Anónimo dijo...

perdón tengo que pedir yo todos los días cuando me levanto (o eso diría mi abuela la regomellosa)... yo creo que tanto hedonismo no es bueno para la salud... hay que aprender a ver pasar el día sentada mirando el pacífico, con esas olas que sabes que tragan y que te meten en la traquea del abismo... a veces no sabes si lo que oyes es una tormenta o una ola rompiendo... os extraño carnales...

gracias currata...