Puesto que así lo quieres,
volvamos a empezar,
que equivale a decir:
el cero no es posible.
Inviabilidad de ese no número
que inicia la expresión
que en él empieza,
partir de cero,
esa entidad incierta
para los matemáticos
NO ES UNA OPCIÓN POSIBLE.
Volvamos al tablero.
Analicemos las fichas que tenemos,
la jugada (la última),
ese silencio blando que es tu jaque preferido,
la absurda bancarrota del puto monopoly.
La partida.
Analicemos la partida,
un poquito de luz en estas cosas
no puede estar de más,
¿qué te parece algo de luz?
cuando qué tenemos
es
lo mismo que decir
¿qué demonios tenemos?
Lo que tuvimos fue:
un ajedrez,
una torre veloz que degüella a un caballo
negro,
un astuto peón que se come a un alfil,
si esto fuera posible,
blanco,
pobres, una reina y un rey
que apenas se conocen,
prácticamente intactos, pero acongojados,
un jaque mate amargo que despunta horizonte
en el tablero,
un bar cualquiera
de una ciudad cualquiera
que por supuesto tiene un nombre.
2004.
Lo que tenemos ahora:
un tablero desierto de caídos,
un posibilismo,
tendrás que disculparme,
rayano en el absurdo,
unas letras sordas a la mano
que silenciosa se atreve a pronunciarlas,
unas palabras que no llegan
porque no se emitieron,
una situación dignísima de Beckett,
aún peor,
más propia de Ionesco que de Beckett,
y esto significa
que no tenemos nada,
es decir,
que lo tenemos todo.
Volvamos a jugar,
el tablero dispuesto,
la mesa ya servida
(imagino que has escanciado el vino,
porque se bebe vino –mucho- en este juego),
el silencio oscuro del tahúr,
la noche larga,
el silencio devuelto por alguien que es silencio,
¿qué te parece esto?,
el destrozo común,
la agresión en el juego.
A veces pienso que somos los creadores
de un nuevo videojuego
para masocas postmodernos,
algo así como:
Ahora pulse play.
Vuelva a empezar.
No se preocupe si piensa haber perdido.
Vuelva a pulsar el play,
repito,
pulse el botón del play,
no se preocupe si efectivamente perdió cuando creyó haber perdido,
el mercado está lleno de otros videojuegos
bastante más didácticos que el nuestro.
Vuelva a pulsar el play,
repito,
repita conmigo,
no deje nunca de pulsar el play…
2 comentarios:
Increíble, Bram, menudo poema que le has pescado a Luz. Qué buenísimo, carajo. Sin palabras.
J
Increíble poema. Quién es Luz porque quier más. Gracias,
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