Foto del blog Estación Esperanza
I
por entonces en aquellos andurriales se secaba el manantial de mi deseo
intenté cambiar mi sombra por un beso pero nadie comprendía que el futuro
era una enorme cucaracha devorando una montaña de café petrificado
de manera que perdí hasta la memoria y me arrastre por el andén de pasajeros
malgastando el desenfreno que cobré como adelanto
por los días venideros
II
por aquellos andurriales tropecé con tu desierto corazón deshilachado
y al mirarte me salvé de sucumbir a la estampida
al principio tú fingías
te escuché decir ‘adiós’ y en la distancia
se accionaron los sistemas de frenado
de mi indómito vagón desenfrenado
nada más descarrilar prendió un rumor de balacera en tu mirada
descubrí que aquel ‘adiós’ era el camino equivocado
la llamada que hacía tiempo que esperaba
no se cómo me colgué de tu promesa de marea arrepentida
por aquellos andurriales se aplacó mi desaliento de huracán desordenado
III
cada vez que me entregaba al desenfreno imaginaba que las horas
eran pájaros enfermos consumiendo su impaciencia
como jóvenes amantes asustados
otras veces parecía que mi deseo era un catálogo de pasos postergados
un vagón que atravesaba tu estación abandonada
derramando el corazón por la ventana
una noche de tormenta me alcanzó la balacera
y mi descarga sacudió tu balanceo de cansino rompeolas
no esperabas que la vida te sacara de paseo
y al sentir que el torbellino te vestía con caricias invisibles
no quisiste regresar a tu espesor de encrucijada
te agarraste fuerte a mí y en el umbral de tu mirada
un precipicio de saliva confundió nuestros recuerdos
IV
bajo el cálido aguacero me entregaste tu sonrisa pervertida
y en aquellos andurriales tan mojados
nos bebimos como pájaros enfermos
nos comimos como jóvenes amantes asustados
no podía imaginar que tu reflujo de marea arrepentida
se llevaba poco a poco el desenfreno
que cobré como adelanto
por los días venideros
cuando aquello se acabó ya no quisiste saber más
de aquel vagón que tropezó con tu desierto corazón
de mariposa con la lengua retorcida
tu mirada se escapaba del motín de mis palabras
y al final me abandonaste
como un sucio vertedero
terminal de madrugadas
V
desde entonces tu recuerdo me desata los zapatos
he enterrado mi pistola por aquellos andurriales
y ya no puedo disparar mis intenciones
ni siquiera regalarte una sonrisa de bolero decadente
desbordado como un río que ha bebido demasiado
me preguntó cómo haré para olvidar
aquel rumor de balacera en tu mirada.
6 comentarios:
¡Quién tuviera ese rumor de balacera en la mirada! ¡Quién la fuerza de esa estación baldía, de ese descarrilar todo presente, sin pasado! ¡Quién la fuerza de tus versos!
Un hurra múltiple por el Calderero Bretón y su poesía extrema.
Linda Durán perdida en la estación donde no hay regreso -NG-
Señor de la Rogne, nosotros sabemos cómo hacerle olvidar ese rumor de balacera del que habla. En nuestra ciudad hay cientos de lupanares llenos de bellas damas, cultísimas y orondas, a lo XVII, o afiladas y morbosas, yoncarra alguna, estilo Madrid de los ochenta. No lo dude, a pesar de lo que digan, la nuestra es una buena ciudad para vivir.
Tiene usted las puertas abiertas.
Si usted me lo permite, yo podria hacerle olvidar, hasta por un momento como se llama.....
me encanta
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas....
Identifíquense, ¡pardiez!
Nosotros no somos, eh!
Me ha gustado muchísimo, Curro.
Yolanda
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